Los lugares institucionalizados para “enseñar” arte, ya sea desde la educación o desde el aspecto expositivo han perdido credibilidad. Los sistemas económicos que siguen sustentando el arte de mercado no paran de auto alimentarse y de auto especular. “Enseñar” el sistema económico tampoco parece tarea fácil.
Los territorios del arte han mudado hace tiempo hacia praderas más abiertas por las redes humanas que se trazan a través de las tecnologías. El valor estético decae ante el valor de la acción. ¡La tecnología como no!, tiene un contenido que marca, pero la estructura socio económica marca mucho más.
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